El estudio anual de la patronal del sector de las aseguradoras, Unespa, señala que el año pasado hubo unos 413.000 fraudes. Eso suponen unos 1.600 millones de euros y sale a un fraude cada minuto y 16 segundos. “La gente es honesta”, señala un portavoz de Unespa, “pero es verdad que existe un problema de tolerancia con este tipo de fraudes. Defraudar al seguro no es algo reprobado socialmente y debería serlo porque las pérdidas por este tipo de fraudes inciden en el coste de las pólizas”.
Los tramitadores de seguros son una especie de escritores con un especial olfato para detectar errores en las ficciones que inventan quienes tratan de defraudar a las compañías. No es solo una metáfora. Unespa y la consultora Icea, organizan cada año un concurso de detección de fraudes en el que se premian las mejores investigaciones en tres categorías: automóviles, daños personales y diversos. El resultado es en realidad un concurso de relatos de no ficción en el que ganan los más llamativos.
A modo de ejemplo, reproducimos tres sinopsis de algunos de los premiados en el año 2014.
Tercer premio en la categoría de automóviles
Un asegurado presenta un parte de accidente por lesiones graves al ocupante que le acompañaba en su moto. El asegurado cuenta que iba circulando por la carretera y al pasar por un badén, el ocupante cayó hacia atrás. Hay cosas que rechinan. Además de algunas incongruencias en el relato, las heridas son demasiado graves para los hechos que se narran. La entidad aseguradora investiga más a fondo y descubre que el acompañante es un piloto de carreras profesional y que las heridas se las había hecho compitiendo. Ni el asegurado ni el piloto vieron un duro. Eso sí, se recuperó y ha vuelto a competir.
Primer premio en la categoría de diversos
Se recibe un parte por la rotura de una vitrocerámica. Los tramitadores comprueban la concordancia de la factura que presenta el cristalero con los daños de las fotos aportadas. Hay cosas que no cuadran y se ponen a investigar. Descubren que las fotos han salido de Internet. Contactan con el asegurado pero este dice que lleva años sin dar parte al seguro. Los investigadores comprueban que hay otros casos en los que las indemizaciones de otros siniestros van a parar a una misma cuenta corriente. La titular es una empleada de una correduría de seguros. Los investigadores contactan entonces con el director de la empresa. El jefe descubre que su trabajadora había presentado 37 partes falsos a espaldas de él.
Tercer premio en daños personales
Fiestas del pueblo en honor a la patrona. Se organiza una capea. Los mozos hacen pases sin muleta a las vaquillas. Un tipo llama por teléfono a su seguro para dar el parte de un accidente. Cuenta que estaba viendo la capea como espectador, que un astado ha embestido hacia el lugar en el que él se encontraba y que ha caído de una de las vallas que delimitaban el recinto. Dice que se ha partido las piernas. No cuela. Los investigadores comprueban que su póliza no cubre los accidentes en deportes de riesgo o encierros. Entonces se ponen a buscar en redes sociales hasta que encuentran un vídeo de la capea. Y allí ven al tipo dándolo todo en el centro de la plaza. Un maestro del requiebro.
Fuente: elconfidencial.com